Sunday, June 6, 2010

Primeras impresiones

Cada vez que uno pisa por primera vez un nuevo país tienen lugar una serie de sensaciones y reacciones provocados por la novedad, el cambio de ambiente y rutinas, la sobrecarga de estímulos, el trastoque horario y del ritmo de vida, etc. En mi caso, y después de 3 días en Costa Rica, puedo decir que lo voy llevando bastante bien, aunque reconozco que me siento algo cansado después de todo este traqueteo inicial.

Después de una delirante escala en New York, donde casi pierdo el vuelo a San José, aterricé en la capital costarricense el viernes por la noche. En el aeropuerto me esperaba Marco, un amigo local que conocí en “aquellos maravillosos años”, en Lituania, y que ha sido mi anfitrión durante estos primeros días. Tras un ligero tentempié, nos dirigimos a su ciudad natal, Grecia, una pequeña localidad que tiene el honor de ser reconocido como la más limpia de toda América Latina.


Vista panorámica del pueblo


Catedral de las Mercedes, construida enteramente en metal.

La primera mañana en el Nuevo Continente visitamos la feria de la agricultura que los campesinos de la zona organizan cada sábado. Aquí pude empezar a familiarizarme con los productos locales, algunos de los cuales no había visto en mi vida, y el estilo de vida de los ticos. De hecho, siempre he considerado los mercados como los mejores lugares para comenzar a empaparse del carácter y la idiosincrasia de los nativos.




He aquí Marco en plena compra


Lista de precios en colones

Ya al mediodía se nos unió Lili, la hermana de Marco, y todos juntos fuimos a uno de los parques nacionales más concurridos de Costa Rica, el del volcán Poás. La principal atracción es el cráter del volcán, de unos 1300 metros de diámetro. Por desgracia nos quedamos con las ganas de ver la laguna en su interior debido al espesor de las nubes de azufre. Aun así no me defraudó para nada la visita. La caminata por los senderos flanqueados por exuberante vegetación, aderezado con el chillido de pájaros de todo tipo, merece la pena.


Cráter principal


No podía faltar la típica foto haciendo el canelo

Para rematar el día, una fiesta en casa de una amiga de Lili, donde conocí a Cesar, otro hermano de Marco, y a más gente estupenda. La mayor parte de la noche estuvimos cantando con el karaoke. Suerte para los oídos del respetable que solo conocía un par de canciones de la lista.




Destrozando una de Joaquín Sabina

Y esta misma mañana, he estado con Marco de excursión en la costa del Pacífico. Por el camino he podido apreciar una buena muestra del extraordinario paisaje costarricense, con sus montañas cubiertas de frondosos bosques, y llanuras verdes bañadas por serpenteantes riachuelos, como el Tárcoles, desde cuyo puente se divisan los cocodrilos más grandes del país, espectacular.





Ya en la costa, alcanzamos playa Herradura, un lugar tranquilo, muy poco frecuentado por los turistas. El mar estaba algo embravecido y el oleaje no invitaba al baño, pero a pesar de ello no pudimos evitar darnos un chapuzón.
Luego, dimos una vuelta por Jacó, un pueblo orientado exclusivamente al turismo procedente de Estados Unidos, con hoteles, apartamentos y otras infraestructuras, por doquier. Con la gran variedad de lugares paradisiacos que tiene este país, se podría decir que es mejor evitar sitios como este.






Playa de Jacó

Antes de volver a casa hemos echado un vistazo a uno de los patrimonios nacionales de Grecia (el pueblo de Marco, no el país). Se trata de un puente de piedra que data del siglo XVIII, y que, según la leyenda, fue construido por el mismísimo diablo, con el que un ingeniero del gobierno hizo un singular pacto.




Presa a las afueras de Grecia

Esto es, a grandes rasgos, lo que ha dado de si mis dos primeros días en Costa Rica. Como digo, me voy sintiendo bastante positivo y tengo la sensación de que esta va a ser otra gran experiencia. No puedo cerrar esto sin dar las gracias a Marco y a su familia, que se han portado extraordinariamente conmigo y me han brindado su hospitalidad y apoyo durante este fin de semana. Se lo agradezco de corazón. Seguro que nos volvemos a ver muy pronto.

Y mañana me voy ya a Turrialba, lugar donde finalmente trabajaré. Espero que mi estancia allí sea igual de placentera que este formidable comienzo. Seguiremos informando.

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