
José Figuerés a mazazo limpio con el muro del cuartel de Bellavista, acto simbólico de la abolición del ejército
La eliminación de las fuerzas armadas supuso para Costa Rica un importante ahorro dentro del presupuesto nacional, que se ha ido invirtiendo en otras áreas como la educación y la sanidad. Esto ha permitido que el analfabetismo en el país se haya erradicado casi por completo, y los indicadores relativos a la salud pública superen a algunos de los mal llamados “países desarrollados”.
Ya podían tomar nota los demás gobernantes y reflexionar sobre la posibilidad de disolver su aparato militar algún día. ¿No sería formidable? Está claro que un mundo sin ejércitos es una utopía en estos tiempos que corren, pero cuando uno analiza el caso de Costa Rica y su política pacifista, surge el pensamiento esperanzador de que tal vez haya todavía alguna pequeña esperanza de hacer de este mundo un lugar más habitable.