Sunday, August 15, 2010

Pura adrenalina

Si hay una cosa por la que Turrialba guarda fama allende las fronteras ticas es por tener en sus alrededores, dos de los mejores ríos del mundo para practicar el rafting: el Reventazón y el Pacuare. Ayer tuve finalmente la suerte de bajar este último y disfrutar por primera vez de esta experiencia única, incomparable a ninguna otra cosa que haya hecho antes en mi vida. 28 kilómetros rio abajo en una barca, a merced de las aguas bravas, atravesando el corazón de la selva virgen, y disfrutando de paisajes espectaculares. En nuestro bote, iba otro profesor de español, David, que se va a enseñar a Panamá, y cuatro franceses, uno de ellos de 70 años, también debutante. Como veis, nunca es tarde si la dicha es buena. Por supuesto, la tripulación contaba con un estupendo guía, Fabio, que nos iba dando las instrucciones hacia donde y como remar.







Para aquellos que desconocen este deporte de aventura, consiste en descender un rio (generalmente de aguas turbulentas) en una balsa, dejándose llevar por la corriente, y utilizando los remos para moverse en una dirección u otra. Los tramos que se recorren se clasifican en diferentes clases (de I a VI) en función de la dificultad. Nosotros pasamos rápidos de hasta nivel IV, con olas de hasta dos metros. Hay que tener en cuenta algunas reglas de seguridad, principalmente, en lo que concierne al equipo. Cada tripulante debe contar con un chaleco salvavidas, un casco y calzado adecuado. Si se siguen las instrucciones del guía de manera adecuada, y uno no le tiene demasiado miedo al agua, no me parece una actividad peligrosa, y cualquiera puede intentarlo.





Centrándome ya en nuestro recorrido en sí, el inicio fue muy tranquilito a pesar de alguna que otra ola rebelde. Poco a poco la cosa se fue complicando más con los rápidos de clase III. Aquí ya empezaban a tener nombres propios, tan sugerentes como “Wakas” (“cementerio” en lengua indígena) o “Ay caramba”. Hubo algunos momentos en los que las olas nos traspasaban y tuvimos que cambiar de posición e irnos al suelo de la balsa. Nadie se cayó al agua durante el trayecto, aunque en un par de veces casi me voy por la borda.







Pero no todo son vaivenes y remojones en el descenso del Pacuare. Por el camino, también hay tramos tranquilitos donde se puede admirar la grandiosidad del bosque tropical. Me gustó especialmente la parte en la que atravesábamos uno de los cañones, nos tiramos al agua y nos dejamos llevar rio abajo. No imagináis lo maravilloso que resulta tenderse boca arriba e ir viendo las paredes casi verticales, llenitas de vegetación virgen. Un momento irrepetible, difícil de describir en estas líneas. Que lástima que el fotógrafo (que nos acompañaba desde un kayak) no tomase fotos de esta parte, ni de otras delicias paisajísticas.





En definitiva, que si alguna vez os da por viajar a Costa Rica, no podéis iros sin haber hecho rafting en Turrialba. Hay varias agencias que organizan esta y otras actividades de aventura en la zona. Nosotros probamos con Ticos River Adventures y puedo decir que todos quedamos muy satisfechos con su servicio. Podéis encontrar más información en su página web, www.ticoriver.com.

Después de creo que ya me puedo volver tranquilo, aunque todavía me gustaría ver más animales salvajes. Quizás emplee lo que me queda de estancia para visitar algún parque nacional, el de Manuel Antonio en el Pacífico, o Tortuguero en el Caribe. Sea cual sea la decisión, y pasé lo que pasé durante mis últimos 10 días en tierras ticas, ya puedo decir que la experiencia ha sido totalmente provechosa por numerosos motivos. ¡Pura vida!

2 comments:

  1. Vaya manera de reportajes!!! Tu serías un buen agente de Turismo...aún cuando, ciertamente, las bellezas y aventuras naturales encantan por sí mismas!!!!!

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  2. soy turrialbeña...amo el descenso por el Pacuare, he ido varias veces con familiares y amigos a realizar este viaje. Gracias por tan bella descripción de esa magnífica aventura...
    gracias por visitar Turrialba

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