Saturday, August 21, 2010

Cuidado que quema

Tal y como deseaba, finalmente me ha quedado una última semana en Costa Rica, libre para ir donde me plazca, antes de la vuelta definitiva a casa. Como primera opción, he visitado uno de los sitios que más me han ido recomendando desde que estoy aquí: la zona alrededor del volcán Arenal, el cual está entre los 10 más activos del mundo. Un lugar idílico, a unas 5 horas de autobús al norte de San José, con cantidad de actividades que hacer, pero también bastante explotado a nivel turístico. Me alojé en La Fortuna, un pequeño pueblo donde se halla la mayoría de alojamientos y agencias de turismo, y frecuentado mor mochileros de todos los rincones del mundo. Mi primera opción para alojarme era El Castillo, que da a la cara más activa del volcán, menos concurrido por los turistas, pero de acceso más difícil. Debido a la falta de transporte público a la hora que llegué, y que los taxistas meten autenticas clavadas, tuve que desecharlo.


Calle principal de La Fortuna con el imponente Arenal al fondo





Como quería aprovechar al máximo el poquito tiempo que iba a estar por allí, en cuanto bajé del autobús me puse en camino, carretera adelante, al Ecocentro Danaus, a 3 kilómetros al este de la Fortuna. Se trata de una reserva ecológica que promueve la investigación de los ecosistemas tropicales y la protección y el uso sostenible de la biodiversidad. En su interior uno puede encontrarse con diversas especies animales, desde mamíferos como el agutí hasta reptiles como el lagarto basilisco o caimanes en su laguna central.





La reserva cuenta también con un mariposario y un área dedicada a las ranas, aparte de un interesante jardín botánico. El paseo no estuvo mal, aunque pude comprobar lo difícil que se hace avistar a ciertos animales como los perezosos, acurrucados entre las ramas de los árboles. Hace falta ir muy despacio y atento para descubrirlos. A día de hoy todavía no he visto ninguno que se vea claro, sin que parezca un fruto o un montón de hojas secas. Habrá que aguzar más la vista.


La popular rana calzonuda haciendo gala de su mimetismo





Encontré un hostal bastante económico, ideal para mochileros, el Gringo Pete, regentado por un colgado americano, que lleva 8 años en Costa Rica y no habla ni papa de español. Allí conocí a un simpático grupo de franceses con los que pasé el día siguiente entero, de aquí para allá. Para empezar, fuimos a los puentes colgantes del Arenal, una reserva biológica donde es posible explorar el bosque tropical desde las alturas. Las vistas desde los puentes son espectaculares y el paseo por sus senderos es bastante agradable. Además, nos hicimos pasar por un grupo de estudiantes de español acompañados de su profesor (servidor), y nos dejaron la entrada a mitad de precio. Hay que tener cara, vaya que si, pero es que pagar 22 dolares me parecía algo excesivo.







El recorrido total es de un poco más de 3 kilómetros, pasando 6 puentes colgantes, de los cuales el más largo mide 98 metros. Para los aficionados a la ornitología, es posible realizar circuitos programados de observación de aves tropicales. Aparte, a lo largo de los senderos es posible encontrarse con acompañantes inesperados, como alguna que otra serpiente. Que tomen nota los más aprensivos antes de aventurarse.





Otro punto de interés colindante al hipnótico volcán es la catarata de la Fortuna, de 70 metros de altitud. Una maravilla natural escondida en lo más profundo de la selva, aunque ya hace tiempo que ha sido explotada para el turismo. De hecho, para acceder hay que pagar entrada, y el camino hasta la poza principal está pavimentado. No obstante, vale la pena venir a este sitio, aunque solo sea por pegarse un chapuzón tras la caminata.






La clásica pose

Al caer la tarde, teníamos pensando subir a un mirador a ver si el volcán soltaba algo de lava, pero no pudimos localizar a la persona que se ofreció para llevarnos. De todas formas, la actividad volcánica llevaba parada ya algunas semanas y apenas habríamos visto nada.



Los franceses se quedaron un día más, pero yo tuve que regresar a Turrialba para una última cena con los otros profesores. Tiempo ya de despedidas y hacer balances, pero antes un viajecito más antes del regreso (hay que sacarle el jugo a esta experiencia). Todavía estoy decidiéndome entre el parque Manuel Antonio o Tortuguero, pero seguramente me acabe decantando por este último.

¡Hasta muy pronto!

3 comments:

  1. No esperaba menos!!! Hermosas fotografías y reporte muy ameno. Eso es lo que hace a estos blogs interesantes, el relato de las vivencias y anécdotas. Como siempre nos dejas deseando ver el próximo!!! Gracias amigo y compañero. Ya te vemos como Turrialbeño. Éxitos en China.

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  2. Me alegra que estés haciendo estos blogs de tus experiencias, y nos acerques al resto de los mortales a esos rinconcitos que afortunado tú estás conociendo.

    un abrazo desde España, te sequiré desde la sombra disfrutando contigo en la distancia.

    China nos espera!!! jeje

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  3. Ese José Carlos! pues ya me queda poquito por aquí, y empezando ya a planear la siguiente aventura. Os mantendré al tanto ;)

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